sábado, 8 de octubre de 2011

VIENA EN CUATRO TIEMPOS (CASAS OCTUBRE 2011)

La ciudad de Viena tiene mil lecturas importantes, ninguna de ellas exenta de cierto refinamiento. Este mes descubriremos esta ciudad, vía Alsina, en cuatro registros bien distintos entre sí: Barry Lyndon y la Viena Imperial, el Café Central, con sus juegos de ajedrez y Grace Jones,  una exposición bien curiosa sobre los baños y retretes que se desarrolla hasta Enero del próximo año en el Museo de los Muebles y finalmente un panorama más democrático en una zona industrial. Gran amante de esta ciudad, nuestro columnista parafrasea y sueña con ser desde el hijo más macho de María Teresa hasta una Sisí sentada en un wc pensando si la vida, su vida, valía la pena vivirla.
Texto y fotos: Andrés Alsina A. www.andresalsinainteriors.com
Una de las “perlitas” que más atesoro de mis clases es cuando para explicar algo a mis alumnos me lanzo al recurso de ahondar en referencias cinematográficas. Lo hago en la clase que doy sobre el color, la película Lejos del Cielo y su técnica “parezco película de los 50 coloreada” cuando en realidad su director Todd Haynes filmó toda la cinta como si en realidad hubiese sido posteriormente coloreada. O cuando quiero referirme al desalmado minimalismo de los 90s: Que mejor que usar de referencia a esos personajes siniestros como Bale en American Psycho o el marido neurótico y violento de Julia Roberts en “Durmiendo con el enemigo”. Ambos loquitos vivían en ambientes despojados a rabiar, inmaculados y despojados. Sin embargo hay una película maravillosa que a mi me produce ciertos desencuentros. Aún a sabiendas de que es una historia que se desarrolla principalmente en Irlanda e Inglaterra, Barry Lyndon no se porque cresta siempre se me va a la Viena Imperial del siglo XVIII y XIX. Causantes de esta distorsión estética e histórica pueden ser varias, quizá ninguna caiga en el ojo escudriñador del espectador común. El haber sido totalmente filmada por Kubrik a la luz de las velas y el vestuario por un lado, y la maravillosa escena de seducción de Reymond (Ryan O´Neal) a Teresa (Marisa Berenson) con el andante del trío para piano en mi bemol de Franz Schubert, por el otro, todo me lleva a Schonbrunn. El Belvedere o Hofburg. Ciudad elegante entre las elegantes, con monumentos miles, museos infartantes que recorren desde Rubens hasta Klimt, y una movida del modernismo en arquitectura super importante, paso obligado por el edificio de la Secesión.
La Secesión vienesa formó parte del muy variado movimiento actualmente denominado modernismo. Fue fundada en 1897 por un grupo de 19 artistas vieneses que había abandonado la Asociación. Como proyecto de renovación artística, trataba de reinterpretar los estilos del pasado ante los embates de la producción industrial que estaba desnudando estructural y estéticamente la realidad del arte y la sociedad de la época. Su primer presidente fue Gustav Klimt. Gracias Wikipedia y con esto dejo contentos a los arquitectos que deben de estar hartos de este Alsina que más parece una lámpara de lágrimas que otra cosa.
Tras recorrer los jardines de Schonbrunn,  para que contarles como quedé petrificado ante el palacio de cristal, o invernadero, lejos el más espectacular del mundo. Sentado sin poder creerlo, me pasé horas mirando estas estructuras decimonónicas de fierro y cristal imaginándome ser desde el hijo más macho de María Teresa de Hasburgo, llevándome a las minas más regias de la corte, escondidos detrás de cualquier bosquecillo de palacio, hasta el machomenos Ludwig de Baviera declarándole su “amor” (como yo se lo declararía a la Mariah Carey o la Faye Dunaway, platónico a cagarse y hasta ahí llegamos) a la preciosa pero bastante tontona y errática Sisí la Emperatriz. ¿Acaso mis lectores, no han soñado ustedes con mil situaciones regresivas cuando estamos ante tanta belleza junta?.
Como sea, no hay nada que dé más hambre que el sexo, o pensar en el no sexo, por lo que naturalmente mis piernas quitaron palacio para dirigirse al muy famoso Café Central. Ubicado en el número 14 de la calle Herrengasse, no se impacten tanto con el edificio en sí. Si bien es llamativo, es un pastiche neo renacentista del siglo XIX. Quizá no soy muy ducho en cuanto a modernismo, pero la data y estilo de un edificio, rara vez se me escapa. Abierto en 1860 se convirtió rápidamente en uno de los puntos de encuentro más importantes de la intelectualidad vienesa, llamándosele irónicamente la “universidad del ajedrez”, por la cantidad de amantes de este juego que lo tomaron como cuartel general. Según una conocida anécdota un político al ser preguntado por la posibilidad de que estallase la revolución en Rusia, afirmó: “¿Y quién se supone que va a hacerla, el señor Bronstein desde el café Central? Bronstein en realidad era el verdadero nombre de Leon Trotsky, quien viviera en Viena como emigrante y que era un buen jugador de ajedrez. El escritor Alfred Polgar escribió sobre este famoso lugar: "El Central no es una cafetería como el resto de las cafeterías, sino una forma de ver el mundo (...) Sus habitantes son en su mayor parte gente cuyo odio por sus semejantes es tan intenso como su deseo de estar con otras personas que a su vez también quieren estar solas pero necesitan compañía. Los clientes del Central se aman y menosprecian mutuamente (...) A algunos autores les sucede que cuando están en el Central no se les ocurre nada. Fuera de él, mucho menos todavía." Pues bien, los días que frecuenté el Central no escribí un corno, pero me entretuve mucho viendo una tarde entrar a Grace Jones con su comitiva, esperando el Gran Baile que todos los años contrata a una estrella bastante en descenso, como madrina del mismo. Lejos de la fiera que se comía las plantas en el programa de Raúl Matas, y si bien no la vi jugando ajedrez, estuvo correctísima saludando a todo aquel que se le acercara (inclúyanme si quieren). El Central estuvo cerrado durante la segunda guerra y reabrió sus puertas en esplendor (incluido los elegantes baños) recién en 1986. Imposible no visitarlo si van a Viena.
Hablando de baños, y dentro de las curiosidades que ustedes pueden visitar hasta enero del 2012, en el Museo del Mueble, y después de saborear el filete del Biedermeier, estilo del que me considero fanático a morir, nada mejor que quedarse a ver una curiosa y novedosa expo. ¿Se imaginan cómo se vivía antes sin los baños? "Testigo íntimos" explica con lujo de detalles y un montón de piezas nada ortodoxas, las costumbres y los objetos insospechados antes de la llegada del retrete. Muebles con agujeros que se instalaban en una suerte de vestidores donde uno realizaba obligaciones escatológicas en medio de terciopelos y brocatos. IUU!! Mujeres como Sisí que en vez de champú se lavaba el pelo una vez a la semana con huevo y brandy; o “pelelas” usadas en la época del Rey Luis XIV, en el que las mujeres orinaban estando presentes en los sermones de los predicadores y las eternas actividades de la Corte. Muchas de estas vasijas de Limoges tenían pintadas picarescas escenas o atrevidos ojos que miraban desde abajo el underwear de las minas entre medio de los miriñaques y metros de telas. Esto me recuerda la "Filosofía del Tocador" del Marqués de Sade, el cual desarrolla su pensamiento sadomasoquista en la intimidad de un cuarto de baño en el siglo XVIII. Otros platos fuertes de la exposición son la recreación del vestidor donde la archiduquesa María Anna se acicalaba en 1831 o el neceser de viaje de Sisi, conocida por su afición a la cosmética y el culto al cuerpo. Cuentan que en su desesperación por no perder su belleza se hacía mascarillas faciales con ternera cruda o crema de fresas y aceitosos baños en oliva.
Viena tiene de sofisticado, casi todo. Que si el Gran Baile, que si la Opera, que si el Concierto de Año Nuevo y  los caballos de la Real Escuela Española de Equitación . Una catedral maravillosa con sus techos en pizarras de todos colores, infinidad como ya dije, de palacios, palacetes y residencias de lujo. A algunos de estos lujitos accedemos con el simple pago de una entrada, a otros con mucho mayor sacrificio (pago de invitaciones que van a caridad), y a no pocas, solo por invitación por ser o pertenecer. En una línea más democrática y al alcance de todos los bolsillos y mentes contemporáneas, nada mejor que pegarse una escapada al barrio industrial de Simmering. Apenas llegar nos llamarán poderosamente la atención cuatro antiguos gasómetros fechados en 1896, justo cuando la ciudad decide invertir fuertemente en gas y electricidad. En su minuto fue la planta de gas más grande de Europa, pero una vez cerrada la planta en 1984, y tras un par de locaciones para 007, hoy, y en la línea de lo que es un Puerto Madero porteño o la nueva Tate londinense, uno de los atractivos comerciales más visitados por los vieneses. Departamentos donde antes había potentes tanques, las fachadas de ladrillo quedaron como íconos de la revolución Industrial, se suceden junto a un mall con más de 70 tiendas y gran variedad de restaurantes. Un polo decididamente dinámico y muy en la línea de lo que los arquitectos de hoy buscan como espacios sociales. Super entretenido aunque sigan pensando que soy , y repito, una lámpara de lágrimas caminando.
Nos vemos el mes que viene visitando una ciudad median francesa, esas que me enloquecen. Y no olviden de pasar a ver mi stand-venta de mi libro, en la ya inaugurada CASA COR 2011.

jueves, 29 de septiembre de 2011

CARTA ABIERTA AL RESENTIDO



“¡Ey tú! resentido, si, a ti, te estoy mirando. ¿Te duele verdad que los demás se superen? Te molesta verme espléndido y disfrutando pequeños ciertos triunfos más que merecidos. Pobre, sé que te amargas y sufres por mis fotos, mi ropa, mi forma de enfrentar la vida: DE FRENTE. Te molesta que además de verme medianamente bien me ponderen por mi talento y mi esfuerzo. El solo pensar que estoy por so ...bre la media te hace arrastrarte como culebra, mientras pobre infeliz, yo vuelo sobre tu cabeza. Tu egoísmo no te deja ver más allá de lo aparente, mis innumerables fotos que me saco o sacan, entre otras cosas, porque me da la gana. Porque sabes que detrás hay mucho más, pero tu imposibilidad de ver que con lo que hago humildemente muchos se benefician (escribir, dar clases, hacer muebles y recrear espacios) te auto marginas y terminas muy fuera de mi ámbito. En vez de tratar de ver cuáles son mis fortalezas y potenciales para desarrollarme como ser humano y profesional, te muestras mezquino para reconocer mi talento, esperando siempre verme caer, o reconocer como envejezco o me va para el carajo. Pero todo ese tiempo que pierdes en mal juzgarme hace que seas tú, pedazo de analfabeto, el que fracase, y envejezca a destiempo sin la mínima dignidad por querer ser mejor.
Me saco la mierda desde los 18 años y estoy ad portas de los 50. Así que espérate sentado si crees que vas a poder lograr triunfar, sobre mi fracaso.”
(Andrés Alsina)

domingo, 25 de septiembre de 2011

ESAS DIRECCIONES EMBLEMATICAS

La decoración es algo que podemos desarrollar con mejores o peores resultados no importa en qué espacios o lugares. En la montaña, en la playa, en un edificio anodino de cualquier ciudad del mundo, en una casa rodante en Arizona o en una carpa en medio de la sabana africana. No hay grandes condicionamientos externos para el gusto. Estudiando el tema de la luz, el paso del sol por los distintos ambientes para ver el tema del colorido a usar y los metros2 para ver si queremos optimizar vía nuestro preconcebido minimalismo o la “exageración como única realidad válida” (Diana Vreeland), poco más es lo que necesitamos para crear no importa donde,  aquel espacio que nos identifica y nos diferencia del vecino del frente o del lado.
Sin embargo, y reconociendo que son oportunidades que no se dan a diario, hay direcciones emblemáticas, un nombre, una calle o un número, que le confieren a nuestra vivienda, un valor agregado no menor. Y que por otro lado nos exigen, ya sea por el peso histórico o por los llamados “mitos urbanos”, una mayor preocupación a la hora de asentarnos dentro de la misma. A lo largo de mi vida puedo decir con propiedad que he tenido el privilegio de vivir en dos lugares que de solo nombrarlos, te generan casi el mismo status de tener un título nobiliario o un cargo político.
El 17 de la Place des Vosges parisina (antigua plaza Real de tiempos de Enrique IV, Luis XIII y Ana de Austria, es decir principios del 1600), fue mi dirección parisina por casi tres maravillosos años. En un techo del pabellón Bossuet, actual residencia de Jack Lang y Olivier Picasso, no más de 60 metros cuadrados y unas vistas infartantes sobre la Plaza de ladrillo y pizarra, mi reducto , más gabinete de curiosidades que otra cosa, él lugar que me hizo millonario sin tener un peso en el bolsillo. Más bien casi, lo suficiente para alquilar, comprar la baguette diaria y poco más. Gran laboratorio de ensayo de lo que hoy conocemos como “sello Alsina”, este departamento  me obligó a entender que es imposible avanzar en la decoración, sin mirar hacia atrás.
En otro registro absolutamente distinto, grandes espacios, profusión de dormitorios, baños y accesos, los 200 mt2 del edificio Kavanagh, mi nueva dirección en Buenos Aires, me obligará seguro, a desembolsar considerables sumas para dejarlo en el registro que vengo pensando. Terminado en 1936 y en continua controversia de que si fue construido por Corina Kavanagh como una venganza social hacia los Anchorena, tapándoles toda vista hacia la Basílica de los Sacramentos encargada por esta familia en 1916, sí es cierto que fue el rascacielos más alto de Sudamérica y el primer edificio construido por estas latitudes en hormigón armado. Pensado inteligentemente para que cada uno de los 100 departamentos tuviera su ascensor directo, con calefacción y aire acondicionado central, y declarado monumento histórico, vivir hoy mirando desde lo alto la Plaza San Martín con la Cancillería (ex Palacio Anchorena), y desde las habitaciones y baños las torres de Puerto Madero al fondo, un lujo asiático en la ciudad de los contrafrentes. Recién instalado, lo que consiga en términos decorativos,  está por verse en que registro de lujo logre aggiornarlo según mis necesidades actuales.

domingo, 11 de septiembre de 2011

WTC, A DIEZ AÑOS

El 11 de Septiembre 2001 me tocó en Santiago. Mi vieja me despertó para decirme que viera la tele, el boquete que había dejado "una avioneta accidentada contra una de las Torres". Uno quería creer eso, pero mi lógica inmediatamente me despabiló con el sonido de "a-ten-ta-do". Después las imágenes se sucedieron una tras otra, cual película de ciencia ficción. Y un mundo que se venía abajo en minutos con la imágen del exitoso neoliberal minimalista y despiadado, a tomar por el culo. Si no quedé de cama, da lo mismo, pues la sensación era la de que uno llevaba el peso de las dos torres sobre las espaldas. Un llamado de un amigo a celebrar su cumpleaños y mi primer contacto con el mundo exterior fuera "breaking news". Todo pintaba bien esa noche hasta que entran tres mujeres -nivel "cuico" y conocidas- en sus cuarenta, curiosamente vestidas con muchas patchminas y capas y capas de telas sobrepuestas. En lo que a todas vistas era el brindis del festejado, una levanta la copa y lanza un "Brindemos por nuestro nuevo líder, Osama Bin Laden". Entre petrificado e iracuando agarré a una azafata de American -imagínense!!- uruguaya y pedí un radio taxi, no sin antes gritarles "Por mucho menos que esto, ustedes estarían ya presas en cualquier parte del mundo".. Solo recuerdo que saliendo, Mario Azócar, llegando, me larga algo así como -"Alsina, siempre el primero en irse"-. Dejé a la azafata en su hotel, tras pedirle todo tipo de inútiles disculpas y me encerré en mi casa por varios días más. Una mañana, como a la semana de la tragedia, prendo la tele, canal abierto chileno, donde se mostraban las primeras espantosas imágenes de las personas lanzándose al vacío tras el impacto de los aviones. Horrorizado reparé que la música de fondo con que habían editado las secuencias era "Its raining men, aleluya", en una versión de Gery Halliwell. Si no tomé un avión ese mismo día, o fue por falta de plata o por el miedo a volar post 11/9.
Diez años más tarde, me resisto a avalar la hipótesis de que hayan sido los mismos gringos quienes volaron las Torres; no estoy preparado ni para creerlo ni menos asimilarlo. Bin Laden bien muerto que está, y vaya mi más sentido pesar a todas aquellos familiares y amigos que perdieron a un ser querido ese día nefasto.

sábado, 10 de septiembre de 2011

LUJO...¿EN QUE ESTAS?


Una vez al año Alsina se dedica a clasificar y calificar aquello que más le llama la atención en su contínuo patiperreo por el mundo. A menudo es una tienda de decoración, un sector en boga, un restaurante o simplemente una reflexión de esas que erizan los pelos de una parte de nuestra sociedad chilena. Porque está claro que para otra, sus fieles seguidores y lectores, su palabra es ley , y sus datos, no siempre al alcance, si  referenciales de lo que sucede más allá de los Andes.
REVISTA CASAS



Definición de lujo en la academia de la lengua española: 1.- Riqueza, suntuosidad (“vive en el lujo”)
2.- Abundancia de cosas no necesarias (“me lo explicó con todo lujo de detalles”) 3.- Todo aquello que supera los medios normales de alguien para conseguirlo (“es un lujo para mi”) 4.- Cosa muy buena o extraordinaria (“recibir a un invitado tan excepcional es un lujo para nosotros”)
Definición de lujo en el colectivo de cierto grupo adinerado chileno: 1.- Exceso de derroche y mal gusto en un país donde hay que ser austero porque somos un pueblo pobre. Hay que vivir con sobriedad, menos es mas.
Definición de lujo para el que les escribe , Andrés Alsina: 1.- Si tenemos los medios tenemos la obligación de chorrear al resto de la pirámide con los objetos y el arte de la mejor factura posible. Eso es cultura, ayuda y no estanca. Si la sociedad chilena abraza la austeridad historicamente, la pobreza extrema no debiera de existir hace al menos cincuenta años. Buen gusto si, austeridad mal entendida, no.
Y como afuera el lujo se distingue y diferencia por sobre el exceso de mal gusto, que también existe y mucho, optemos por rescatar tres lugares que tienen mucho que contar este año. En todo su esplendor y excelencia.
París, oh París. Nada mas cierto que lo que dijo el gran Victor Hugo, “Vivir en París es nacer dos veces”.
Ciudad del mejor urbanismo, monumentos espectaculares, escultura, paisajismo, rincones inolvidable, y lujo, mucho lujo.
La Place de la Concorde, construída por Luis XV dentro del marco del contínuo embellecimiento de la ciudad, dejó de ser centro político y del Terror con la llegada en 1836 de un monumento que no hizo referencia a suceso nacional ninguno. El virrey de Egipto Muhamad Ali regala el famoso obelisco de Luxor, y sus 222 toneladas de jeroglíficos dan por enterradas las estatuas reales y la filosa guillotina.
Varias ciudades de Francia están representadas por estatuas (Julliete Drouet la actriz-amante de Hugo posó  para la ciudad de Brest). Desde pequeño recuerdo haber asomado la narizota por las ventanas de los autos contemplando la magnificencia de los espacios, las monumentales fuentes con motivos marinos, las iluminaciones nocturnas y las farolas de bronce con motivos dorados. Sigo hoy ya casi en mis cincuenta sintiendo exactamente la misma movilización estética.
El duque de Crillon compró uno de los dos palacios de Gabriel , los que limitan al norte la Place de la Concorde, a Luis XVI antes de la revolución. De ahí el nombre de uno de los hoteles más fascinates del mundo, y cuyo nombre se ha copiado y requetecontra usado hasta en pensiones de medio pelo en lugares de pelo y medio.
El restaurante Les Ambassadeurs, medio escondido, pero igual ahí, debe ser el recinto gastronómico más fastuoso que conozco. Ubicado en la antigua sala de baile del palacio,los lustres compiten en importancia con los siete tipos de mármoles de Siena que conforman la arquitectura interior del lugar.
Al frente de la cocina se encuentra el chef Jean Francois Piege, un artista que moderniza la comida tradicional con gustos y presentaciones absolutamente arrebatadores. De exquisita ejecución, les recomiendo el atún azul a la Rossini, las morillas con avellanas y el frasier de postre, único en el mundo.
Sorteando a la “police” fuera de la embajada americana enfilamos derechito por la Avenue Matignon para llegar al que el año pasado fuera mi elegido mejor hotel del mundo: Le Bristol. Este año, con su tercera estrella Michelin ganada, conseguir mesa para deleitarse con los manjares de Eric Frechon puede resultar imposible. Pero el laureado mejor chef del año suelta la mano en el nuevo 114, faubourg, el bistró chic del recién abierto anexo de mi querido hotel. Con el mismo espíritu de siempre, madame Oekter, la propietaria, logró recrear en las nuevas suites de la residencia, un clasicismo francés puro, pero tan, tan alegre. Los toile de jouy rojos con blancos, los estampados florales bajo los preciosos espejos dorados y el mobiliario “ecrú” (crudo) le confieren a estos espacios todo el nuevo lujo parisino. Sin contar con la escalera y su cascada de leds que más parecen suaves gotas de agua detenidas entre piso y piso. La decó del bistró, juega mucho con el tema de las grandes flores, particularmente dalias sobre tonos naranjas, realzadas con una iluminación fuera de serie. Y en las mesas,dispersas alrededor de una escalera central de acero, platos que van desde el parisino steak au frites (acá la novedad son las salsas), pasando por vegetales al wok y salmón ahumado con waffles de papas. A cargo de esta nueva iniciativa, el jóven talento Eric Desbordes, que haciendo honor a su apellido ya desborda de trabajo tanto al almuerzo como en la noche. Los precios, 70 lucas por persona sin vino, pero ya se viene una fórmule midi (menú mediodía) para fidelizar el día a día del comensal post crisis.
Mas lujo, pero al alcance de un Air Canada Santiago-Buenos Aires-Santiago, que por 79 dolares te hace el up-grade a la First, una de las mejores clases ejecutivas que aterriazan en Santiago.
En pleno Retiro, calle Arroyo, chic reducto porteño, Le Sud es sin duda el mejor restaurante gastronómico de Buenos Aires. A cargo de Olivier Farchi, por estos días en Santiago en encuentros culinarios de mucho tra-la-lá, todo en este lugar remite al buen gusto y a la mejor cocina, in-between sabores meridionales franceses con los mejores productos y recetas gauchas.
La decoración a cargo de Yves Rochon, el del Keppler que fuera portada aniversario de nuestra revista, con muros revestidos en maderas enchapadas, sillas oscuras e impecables manteles Frette y vasos tallados en rojo, ¡toda una atmósfera!
Y mis favoritos, el tártaro de la mejor carnacha argentina preparado en la mesa, métale mostaza de Dijon, y la trucha sobre risotto, sencillamente increíble. Bravo por este gran chef natural de Auch, pequeña ciudad francesa que viviendo en Perpignan era paso casi obligado a la hora de ir a rezarle a mi adorada virgencita de Lourdes.

Las fotos de este artículo corresponden a trabajos y ambientaciones de Andrés Alsina (2010-2011)


viernes, 9 de septiembre de 2011

SO SOFITEL Y VIVE ALSINA!!



Una alianza estratégica pero lógica, un peculiar lanzamiento y un recorrido por lo nuevo en decoración y tendencias hacen que los amantes de Buenos Aires no se la piensen dos veces a la hora de agarrar un avión y aprovechar las delicias que ofrece esta ciudad transandina. Siempre vigente, tan europea, imposible no pedirle a Alsina que nos entregue al menos una bitácora anual sobre la misma. Porque sus datos han fidelizado a muchos lectores desde hace años, pero la rapidez con que aparecen nuevos lugares, obligan a nuestro columnista a estar siempre alerta. 
Cuando esta revista llegue a sus manos, mi libro “Andrés Alsina, Más Allá del Diseño” ya estará a la venta en las mejores librerías de Buenos Aires. Era de esperarse, mi conexión con esta ciudad es permanente; sin ir más lejos hay todo un capítulo en que hablo de la misma, sus fortalezas y defectillos. También y por una consecuencia lógica, el hotel que lanzó mi precioso libro no podía ser otro que el Sofitel Arroyo. Una relación anudada con el mismo de larga data (8 años al menos de pasar temporadas y años nuevos, fines de semana y visitas diarias fugaces) hablan de la fuerte conexión que tengo con este antiguo rascacielos que tanto ha aportado al sector Arroyo-Retiro (una suerte de “petit Recoleta” desde su apertura allá por el 2002). Porque si hay un hotel donde me han hecho sentir como en mi casa, ese es este. Y ya saben mis lectores que de hoteles se bastante. Desde la mucama hasta el bell boy , el “Bonjour Señor Alsina”  es algo cotidiano en mi vida, así como el nombre falso con el que me protegen mi intimidad cuando quiero que nadie sepa que estoy en él. Jugar al Richard Gere no puede ser más divertido, y no hay como hacerlo si el personal maravilloso de un establecimiento como este, no se pliega a mis caprichos de “star” (de taca taca, de cabotaje, lo que quieran…pero “star” al fin de cuentas)

Ya con “Andrés Alsina, Más Allá del Diseño” lanzado en un delicioso brunch en el Café Arroyo, y siendo la primera vez que este café se cierra y presta para un evento privado, decido compartir con ustedes un día completo en Palermo Soho, acompañado del grupo de chilenos que cariñosamente viajó para lo del libro. Hacía mucho que no me dejaba perder por estas calles, ya convertidas en un verdadero centro de tendencias, desplazando y cómo a las tradicionales Florida, Santa Fé o Arenales. La movida llegó para instalarse, y la diferencia a nivel creatividad es más que evidente.
Armenia, Costa Rica, Gurruchaga, Gorriti, Honduras, nombres de calles que me son familiares hace décadas. El registro era bien distinto en los ochentas, cuando estas calles eran sinónimos de algunas fábricas de ropa franquiciada donde uno venía a probarse antes de un desfile o alguna que otra radio emergente. Por lo demás, calles residenciales sin mayor brillo, con casonas y casitas ahí no más, en franca decadencia. Como decadente era un personaje que vivía por aquí y que fue el causante de uno de los episodios traumáticos de mi vida; un pasaje que visto en perspectiva produce risa más que otra cosa, pero que en su minuto pudo haberme acarreado consecuencias nefastas. No quiero ahondar en el tema, solo decirles que hay mucho de un capítulo de la novela que pretendo publicar el próximo año, inspirado de una relación peligrosa que empezó a gestarse dentro del perímetro de lo que hoy conocemos como Palermo Soho.
Salvo Barcelona, ciudad a la que no volví nunca, por el miedo a que los recuerdos de niñez logren estrellarme contra ella, los lugares en los que la pasé mal, han sido ingeniosamente revertidos, y ya no solo por mí, sino que por la mutación puntual o casual que los han transformado en sectores de registro totalmente distinto a cuando fueron mala onda para mi corazón, billetera o estado anímico. Es así como hoy día, este sector de Palermo se ha apoderado de gran parte del diseño y la movida porteña. Restaurantes escondidos detrás de paredes de graffitis y enanas puertas de acceso (Tegui), cayendo en amplios salones sofisticados por una clientela linda más que por la decoración misma. Templos de la nueva gastronomía exótica (TO), y de las esquinas más codiciadas del sector, compiten con los barsuchos de onda, francamente descartables, y las franquicias donde sí se nota que han metido plata (léase Nucha  siempre lleno o cualquier heladería tipo Pérsico o Volta). En materia gastronómica no voy a ahondar, cuidado donde se come en Buenos Aires, las intoxicaciones andan a la orden del día, pero si y como estas columnas lo exigen, en decoración vamos a explayarnos.  De un tiempo a esta parte todos hablan de Paul. Para mi Paul es sinónimo de boulangerie francesa ni buena ni mala y con sucursales fuera del país galo tanto en Londres como en  los Países Bajos. El Paul porteño es una tienda tipo brocante, almacén de cachureos chic, visita obligada de todos los matrimonios jóvenes en busca de ideas, turistas y amantes de la decó. Atravesando un pasaje donde antiguamente anduvo un tranvía, entre pizarrones, maceteros, un winter garden donde el Tealosophy de Inés Berton hace las delicias de los amantes del milenario brebaje, esta nueva tienda merece ser visitada. No es ni mejor ni peor que otras que en su momento arrasaron, léase La Corte, pero tiene un espíritu que hay que reconocer que te atrapa. El orden-desorden, el toca lo que quieras que no pasa nada, el mix entre galpón de antigüedades  y la mezcla muy Mandarino (siendo la tienda de las Tagle-Balbontín infinitamente superior), logran atrapar a un público que cada vez se siente más interesado por la decoración. El efecto no soy cara, pero soy a la vez prohibitivamente  cara, se logra con una oferta dispar. Porque efectivamente puedes salir con un ambientador a la verbena exquisito por el equivalente a ocho mil pesos chileno (grande y bien presentado), pero Ay! Auch! Uy! si se te ocurre darle vuelta a las etiquetas de las alfombras, lámparas de lágrimas o muebles. Dos, tres, cuatro, cinco millones chilenos como si nada. Si, Buenos Aires está ya hace rato orbitando a un nivel de precios que le ha hecho bajar en un 40% la entrada de turistas en lo que va de año ( y no solo por los efectos nefastos del Puyehue). Lo que pasa es que es una ciudad, a diferencia de Santiago, que siempre ha tenido un nicho que compra lo que sea no importando el precio. Es histórico, “tirar manteca al techo”, conocida frase equivalente a nuestro “tiremos las casa por la ventana” no es un dicho aislado. Cuentan que en los años 20 estaba el señor Anchorena (la triple A de las platas de la época eran estos con los Alvear y los Alzaga), muy apontigado en Maxim´s , y de aburrido le propuso a sus comensales jugar a tirar mantequilla al techo para darle a no sé qué plafonier o pintura. Al día siguiente el restaurante le mandó una factura de veinte mil dólares por daños al local (pensemos en un medio palo verde de los de hoy día). Igual convengamos que la masa que uno ve los fines de semana por estas calles, muestran más  caras de espanto frente a según qué precios, que las ganas de andar “tirando nada al techo”. Conscientes de que no todo en esta vida está para ser comprado, estoy seguro que les va a encantar el dato.

No muy lejos, tres cuadras, un pequeño nuevo hotel boutique, el Ultra, parece decorado por Andrés Alsina. Si hasta el restaurante es parecido al Jardín Secreto. Sofás rayados negro con blanco, sobredimensión en los objetos, juegos de luces, mucho cortinaje y pared oscura, no dejen de ir aunque sea a tomarse un café. El divertido lobby contrasta con algunas ventanas a la calle que muestran calzones y ropa secándose a los tibios rayos de sol de agosto. Muy Soho, la gente de este barrio es alternativa pero chic; nadie se espanta de nada, hay hombres tomados de la mano, peinados estrambóticos y  Catas Pulidos (lo que yo llamo una mezcla de belleza-inteligencia-irreverencia) a montones. Los diseñadores top Mariano Toledo y Benito Fernandez tienen sus headquarters en la Recoleta, pero se les ve muy conversa que te conversa en las veredas de sus sucursales de fin de semana en Gorriti y Honduras. El comercio cunetero es entretenido, sobre todo en la onda “muérete los aros choros” o “ que cool billetera para mi pololo”.  Una fauna entretenida que es de por si un espectáculo tan o más jugoso que las vitrinas mismas. Porque los argentinos siempre han sido de “avant garde”. Cuando se usa la mini, estas mujeres dejan prácticamente nada a la imaginación (micro micro mini); los chupines en los hombres, verdaderas patas o leggings, todo llevado al límite. Siempre han sido bien europeos para sus cosas y en esta concentración de calles puedes creerte en Londres o Amberes o Berlín. Así que piérdanse un día entero que seguro recordarán más de algún objeto, un peinado o una situación por mucho, mucho tiempo.

Ya de regreso en el Sofitel Arroyo, me reúno con mi amigo Roberto Devorik  a chusmear los pormenores de mi lanzamiento. Que si Malena de Alzaga quedó fascinada con el libro, que si Carlos Baute confesó haber tenido una tienda de decoración de más joven, que como hizo Roxana Punta Alvarez para estar espléndida si dos días antes figuraba en su cama espléndida con dosel a medio morir intoxicada.  Toya Oswald y sus sabrosas historias de cuando estaba casada con el lobito Urrejola, Bonny Bullrich triste por no haberle arrendado yo su depa en el piso….40! (muero de vértigo), Fini Travers de la DYD y los planes para el “chileno divino”.  Y yo con una oreja en la conversa y con mis pensamientos en donde los llevo el mes que viene. Pienso en Londres, en Toulouse, New York o Grecia. La concentración de muebles Biedermeier en el lobby de mi hotel preferido me da la clave de una ciudad que se me ha venido quedando en el tintero hace mucho…si, listo!!  Nos vemos en Viena!!

EL EDIFICIO KAVANAGH

El Edificio Kavanagh es una torre de departamentos situada en el n.º 1065 de la calle Florida, frente a la Plaza San Martín, en el barrio de Retiro de la ciudad de Buenos Aires
Inaugurado el 3 de Enero de 1936, con sus 120 m. fue en su momento el edificio de hormigón armado más alto de Sudamérica, y el primer edificio para viviendas de Buenos Aires que contó con equipo de aire acondicionado provisto por la firma estadounidense Carrier.

Las obras habían comenzado el 16 de abril de 1934, y la estructura llegó a su altura máxima muy rápidamente, el 3 de noviembre de ese mismo año. Su construcción escalonada dio lugar a terrazas jardín. Posee una forma similar a la proa de un barco, y por la orientación del edificio da lugar a la similitud de la misma apuntando hacia el Río de la Plata Desde 1999 este edificio es monumento histórico nacional.
Curiosamente el edificio no cuenta con cocheras ni portero eléctrico: cada visitante debe anunciarse en la recepción, que da aviso por teléfono al departamento correspondiente (en total posee 105).
A finales de 2008 el piso 14 del edificio Kavanagh, salió a la venta con un precio de US$ 5,9 millones por sus 726 metros cuadrados, o sea US$ 8.126 cada metro cuadrado. Es el único apartamento que ocupa un piso entero. Tiene vista en 360 grados, al Río de la Plata, plaza San Martín, Puerto Madero y el resto de la Ciudad. Su propietario es un noble británico. Se trata de Lord Alain Levenfiche, nacido en 1951 en París pero criado en Londres. HASTA AQUI, GRACIAS WIKIPEDIA!!

A mediados del 2011 Lord England Toffee Andrés Alsina decreta que de vivir en Buenos Aires, es en el Kavanagh o nada (ver video), Una mañana de Agosto, decide tocar en la potería del edificio para saber si se alquilaba algún departamento. Dos semanas después se instala en el mismo, con espléndidas vistas sobre la Plaza San Martín y Puerto Madero.
Se cuenta que existía una rivalidad entre Corina Kavanagh (quien lo hizo construir) y Mercedes Castellanos de Anchorena, propietaria del Palacio Anchorena (actualmente Palacio San Martín), situado también frente a la Plaza San Martín, y que Corina hizo levantar el edifício para obstruirle a Mercedes ver la Basílica del Santísimo Sacramento que esta había ayudado a construir. Sin embargo esta versión es falsa, pues Mercedes murió en 1920, 14 años antes de que se iniciara la obra.
También se cuenta que, en realidad, Corina había tenido un romance con uno de los jóvenes Anchorena que terminó en un matrimonio frustrado por falta de consentimiento de la familia, así habría decidido construir el rascacielos con la finalidad de ocultar la iglesia que era nada menos que el sepulcro de esa aristócratica familia.


LANZAMIENTO LIBRO EN BUENOS AIRES

Fecha: 2 de Septiembre 2011
Lugar: Café Arroyo  (Sofitel)
Motivo: Lanzamiento para prensa del libro ANDRES ALSINA, MAS ALLA DEL DISEÑO
Agradecimientos: Roberto Devorik, Dominique Isnard, Maggie Fitzgerald, Beatriz Peres, Hotel Sofitel Arroyo.




En las fotos: Andrés Alsina, Sam Blum, Renee Behar, Roberto Devorik, Miguel Martinez Galvez, Juan Carlos Salleras, Agustín Santanatoglia y Coco Nuñez Sotes .

LO BUENO: La convocataria. Roberto Devorik, Bony Bullrich, Mariana y Maleli Firpo, Manena de Alzaga, Roxana Punta Alvarez, Laura Arce, Chantal de Vries, Toya de Oswald, Verónica García Mansilla, Fini Travers de Braun, Renée Behar, Sam Blum, Pouppé Van Dorsen, Sol Dellepiane, Claudia Faena, Revistas DYD, Para Ti, Decó, Living, La Nación...
LO NO TAN BUENO: Que me fallaran amigos entrañables como Marcelo y Mónica Senra,Mauricio Passerini y en el registro interiorismo, Alejandro Uriburu y Roberto Bergero
LO LINDO: El brunch exquisito del hotel, mi encuentro con Carlos Baute el día anterior y la comitiva de chilenos que viajaron especialmente al vernissage
LO FEO: El moretón que tenía en la frente (aunque bien valió su momento) y la noticia terrible a media tarde de la desaparición del avión en Juan Fernandez
BONUS TRACK: El cocktail en el departamento increíble de Bony Bullrich en la tarde y la comida privada que Sam Blum dió en La Gárgola el día siguiente.
DRESSCODE: Blazer Vicomte A, camisa Brook Brothers, Corbata Purple de RL, Pañuelo Hermés, Pantalón La Martina, Zapatos Christian Dior y en los incognitos, mis RayBan.

I´M BACK!!!

CHICO DEL MES (SEPTIEMBRE 2011)
En SOLO 6 meses, escribí un libro de 300 páginas, lanzándolo con gran bombo en Santiago (Mayo) y Buenos Aires (Septiembre),he dado mas de 200 clases,me he mudado de casa en Santiago, me he medio instalado en Buenos Aires, he escrito 6 columnas para el Casas del Cosas,he hecho mas de 200 muebles,he ido a Europa a planificar un viaje temático. Y así y todo logro tener una activa vida personal. Por todo ello me he auto proclamado CHICO del mes de Septiembre!!!

Todo incréble, pero a veces hay que saber parar un poco. Retraerse y mirar para disfrutar aquello que hemos concretado. El cuerpo te lo pide. las ganas siempre van a estar, pero uno no solo puede quererse a través de lo que hemos logrado. También hay que quererse vía cuidarse, generar ciertas pausas (un día de cama si estamos resfriados, una tarde de cine en el momento menos indicado, y así otras instancias).
El columnista, profesor, decoracor..el CHICO DEL MES (jeje) ,necesita una pausa.
PERO VOLVI!!

viernes, 1 de julio de 2011

LA ESTETICA DEL FEISMO


Todo partió más o menos así. Me cambié de casa hace cinco meses para abaratar costos y porque el departamento que encontré para arrendar tiene unos añosos árboles maravillosos que penetran casi a la terraza misma, dándome la sensación de que vivo en los confines de un lago sureño o un fiordo noruego. ¿Dije tiene? Ja! Claramente de forma fortuita, en dos viajes, uno a Buenos Aires y otro a Londres, esos árboles ya no existen, y mi vista pasó a ser una vista más hacia los faldeos pelados de los cerros que colindan con la costanera norte. Se los venía advirtiendo, “ni modo se les ocurra cortar esos árboles”, cuando atónito escuché a miembros de la comunidad su aprensión a que por ellos treparan las “arañitas”.  ¡En unos edificios con una vigilancia tremenda y a casi  medio kilómetro de la puerta principal siempre custodiada! Salvajismo 1-Cultura ambientalista 0. De golpe y une vez más, la estética del feísmo ad portas de mi casa y encubierta en discursos patéticos de una “aristocracia” aterrada de ser vulnerada. Cuando sus nietos no puedan ni respirar por la tala indiscriminada de árboles…ya será demasiado tarde.
Recorriendo el Gatinais y Chantilly en mi último viaje, en carreteras ensombrecidas por kilómetros de maravillosos tilos y castaños, esos que yo ya no veo desde mi pieza, voy descubriendo el encanto y el respeto de la vieja Europa. Y las comparaciones están ahí, fuertes e indignantes. Un tema que no cae bien siquiera mencionarlo en nuestro país; ¿de mal tono? ¿inapropiado? ¿O saquémonos las caretas y reconozcamos que no nos conviene? La estética del feísmo de apoderó de nosotros en un camino que pareciera no tener vuelta. ¿Será como dijo el gran Otto Dorr en Una  belleza Nueva, que finalmente a los chilenos nos gusta lo feo? Nos manejamos educadamente mal, hablamos mal, nos vestimos mal, comemos mal, vivimos mal. Amparados en esa pretendida calidad de vida, y reconozco que también la defiendo, de que acá con poco se vive muy bien, y que el servicio doméstico y que el estándar de vida comparativo y otras muchas medias verdades hacen de Santiago un “paraíso”, estamos tapando el sol con un dedo. Vamos viendo.
 Santiago y su modernidad, con una arquitectura interesante en algunos sectores del sector Oriente, no me sirven si para ello hemos diezmado barrios como El Golf sin reciclar casi nada, a punta de picota y grúas. Edificios con altura, significativos en términos estéticos, no me contienen si cuando entro a los ascensores nadie es capaz de decir un simple “buenos días”. Siempre he comentado que los ascensores son los lugares donde más intimidad compartimos con el prójimo, después del ring de cuatro perillas (cama) ¿Subir 15 pisos con personas que miran el suelo y que ni la proximidad del punto negro o la halitosis, nos obliguen a ser mínimamente educados? No, no, a mi esa arquitectura de punta ya no me sirve. Es como tratar de justificar la universalidad de la pintura de Picasso; me cuesta digerirlo al contrastarlo con lo mala persona que fue con sus mujeres y amigos.
Llegué de mi último viaje con un contingente de ropa preciosa. Mi amiga Manena Pomeroy me pegó hace un año el interés por ser un gallo bien vestido. Caro sale el cuento, pero entrando ya casi en la cincuentena, es adecuado y hasta entretenido pasar de ser un tipo resultón a uno elegante y con estilo. Feliz me producía para mis salidas londinenses a tomar el high tea del Dorchester o la simple porción de scones & lemonade en un bolichito de Walton Street. Acá veo mi closet lleno cuando lo abro y me digo “mmm, ¿Dónde sería la cosa?” Porque entré al W hace una semana y quedé plop con la gente irreconociblemente mal vestida del lugar. Tipos de chaqueta de tweed café con chaleco debajo tipo Bellota (¿es que nunca escucharon la premisa inglesa “never brown after six”?). Y las mujeres, descuidadas, mal arregladas, o con unas minis apretujadas como prietas con medias brillantes “con K” como decía el comercial de los setenta.
 ¿En la comida salvamos? pregunta sor optimist. Vivo cerca del Boragó y el Sukalde, restaurantes de chefs que se codean y bien con sus colegas internacionales. La falta de público los obliga a salir pizarra a la calle con menús que muy en el fondo están gritando “¡no queremos cerrar!”. La Punta, siempre llena, salvatore a nivel comida y punto (valga el juego de palabras).Si a la “gente bien” le gusta ir a sentarse bajo una fea carpa, sentados en unas feas sillas y apretujarse hacinadas ante una ensalada rendidora, quiero iniciar un nuevo movimiento, llamémoslo “gente distinta”. Habitués de lugares fantásticos, visita obligada una vez por semana. Basta de querer dejarse ver en los lugares de moda, abandonándolos luego con una falta de fidelización total. En los hoteles se come bien, pero anda a hacer entrar a gente que no sean los pasajeros de turno. Los pobres establecimientos se desviven por crear accesos separados, tarjetas de socios, promociones. Vas al Cid y el tempura de camarones es delicioso, pero anda a encontrarte con gente elegante o por lo menos conocida: siempre he tenido la sensación que la parejita sentada a mi lado se ganó una “cena” (brutal palabra) en un sorteo de radio o en una tarjeta salida de un tarro de salsa de tomates. Perdóname Pato Ihnen amigo mío, flamante relaciones públicas de Starwood, pero espero que veas en mis líneas los mismos esfuerzos descomunales que tú y muchos otros hacen por subirle el pelo a este país.
El mundo adulto en su conjunto, es el responsable de tanto feísmo frente a los jóvenes, pues en vez de acercarlos a la belleza en las casas, los colegios, los lugares laborales, los adiestramos al simple y banal placer físico y el esforzarse lo menos posible. Criticamos sus “movidas” que terminan en el “botellón” del fin de semana, y todo porque los instruimos en las destrezas de sus habilidades y no en un verdadero, que muchas veces nace o bucea en o desde un plano espiritual, sentido de la belleza o la estética. El placer contemplativo hacia lo lindo, requiere adiestramiento, qué duda cabe. Ver como entrando al castillo de Fontainebleau en la semana te topas con filas interminables de niños de no más de 8 años, y como a una hora de distancia, Euro Disney crea estrategias 2x1 para lograr captar a los mismos, nos habla de estas acciones direccionales que generan en las generaciones jóvenes una espina dorsal de la estética que obviamente son el mejor bastión para luchar contra el feísmo. La excusa de ¿a donde los llevamos en Santiago?, termina siendo válida hasta por ahí no más. Todavía quedan algunos pocos reductos culturales donde poder aproximarlos hacia la belleza; por último esta está en todas partes. En una mesa bien servida, en una conversación sin garabatos, en la música de fondo conque amenizamos una tarde en la casa, en una película de James Ivory alquilada en Bazuca, en la llegada de ese mueble de estilo que tanto le hace falta a nuestros livings o en los árboles frondosos si los descriteriados no terminan con ellos antes. Siempre aparecerá, escondida detrás del feísmo en el que vamos cayendo a pasos agigantados.
La distorsión espantosa de la palabra “glamour” en Chile, reventada por la chulería televisiva, pagana y tan descartable, lanzada a los cuatro vientos desde las emisiones de farándula por unos panelistas que válgame Dios, no contribuyen a la expansión de la verdadera belleza per se. Si el mensaje sobre la redicha expresión se limita a un felpudo, que no alfombra, roja, y a una serie de individuos  mal vestidos, mal portados, y con cero manejo de las buenas formas, piensen dos veces: Estamos frente al fin de la alta sofisticación. El advenimiento del siglo XXI tiene mucho de esto. Y no entendamos por sofisticación al dueño de un castillo y unos jardines maravillosos, que igual siempre estarán por sobre el Porsche del futbolista con la mina a coté entrando al boliche de Isidora. De última el primero tiene una historia que contar anudada a más de una disciplina relacionada al gusto. Entendamos la sofisticación, o el cuestionado “glamour” como el epítome de una serie de maneras que hacen a la persona refinada. Y nada tiene que ver esto con las castas y las clases. La chiquita que me atendió la última vez en Le Ruc de los Costes, me dejó sin habla. Bueno, era maravillosa, convengamos, y le pegaba tres patadas a una Scarlet Johansson. Pero había en ella una dulzura, un uso pausado y elegante de su idioma, un sentido del estilo dentro del apretujado vestido que la obligan a usar, una mirada serena y tranquila y una sonrisa a flor de labios. ¿Sexy? Si, ¿Glamorosa? A morir! Ah, pero es que se nace, dirán muchos. Ojo, pero también se aprende,  y bien se desde donde se los planteo.
Con la estética del feísmo ya bien enquistada en nuestro pueblo, y más de una sola voz alzándose contra ella, queda tener la conciencia y la humildad necesarias para poder combatirla, primero sin que te traten de siútico vende patrias,  con el firme propósito de remar en la dirección opuesta. Con por ejemplo la seguidilla de fotos que acompañan estas líneas, por si las copas de nuestras maravillosas montañas no nos dejan ver más allá en nuestra imaginación. Estamos hablando de lugares de un mundo caótico que día a día son salvaguardados por los puristas, los genios del gusto y los ciudadanos normales que solo abonan con los cuidados pertinentes, estos legados universales. Porqué la gente con probado sentido estético es escuchada; no como yo, que en mi calidad de simple arrendatario de un inmueble en Vitacura, pero con un libro sobre diseño a mi haber y creo que un sitio indiscutible en el panorama decorativo cultural del medio, soy olímpicamente ignorado por un comité de propietarios poseedores de la verdad absoluta en materia de lo que hay que hacer. He pasado por mi portería horrenda, años, viendo como deliberan sobre como re pintar los muros, enchular la misma. ¿Alguna vez han tenido a bien preguntarme siquiera, sabiendo quien soy, mi opinión pro-bono evidentemente, sobre algo que tenga que ver con el embellecimiento de las áreas comunes donde vivo?  Cri, cri, cri                                                        
Como me posteó la periodista Camila Vergara en Facebook desde New York creo: “Es que en Chile rige la ley de la supuesta eficiencia; lo más bararto y utilitario va de la mano con la estética del feísmo. Se levantan edificios horrendos que tapan la cordillera y se comen los parques, y que luego de un par de años exhiben una mala vejez que queda como un eterno monumento a la estética dictada por el mercado...¡Nada se hace para ser admirado! ¿Siempre nos quedará París, no?
EXTRACTO REVISTA CASAS JULIO 2011
Fotos: Andrés Alsina (Paris, Chantilly, Fontainebleau y Senlis, Junio 2011)Fotos: Andrés Alsina


domingo, 8 de mayo de 2011

REFLEXIONES-DRESSCODEMUST ARGENTINA

El mundo está cambiando. La decoración dificilmente va a poder quedarse al margen ante la magnitud de los últimos acontecimientos. Los muebles ya han demostrado históricamente que se toman su tiempo y que no avanzan con la celeridad de los procesos socioeconómicos. Salvo en la Revolución Francesa, donde los muebles a través del estilo Directorio tomaron un rumbo por encima de las privaciones y el rechazo a toda época anterior, el pulso de los ambientes y las tendencias se toman su tiempo.
A veces se pegan un rápido avance, a veces se retraen.
Revisemos los últimos sucesos de este año.
Es probable que las revoluciones pacíficas o cruentas del medio oriente, altamente contagiosas, logren generar un receso en la Feria del Mueble de Milán.
Muchos de los expositores viven de los pedidos de familias como los Khadaffi y los jeques de los Emiratos.
Las excentricidades de estos personajes, no siempre de buen gusto, si hacen que las tecnologías al servicio del mueble hayan llegado a un pináculo de perfeccionamiento.
Mientras no aparezcan nuevos mercados interesantes es plausible hablar de  una recesión en los mercados decorativos de casi toda Europa.
De otra parte no es insensato pensar que las clásicas largas filas de espera de japoneses fuera de las tiendas Vuitton, Hermés y Gucci, se reduzcan al mínimo como efecto de la tremenda tragedia por la que está atravesando el país nipón.
Moda, sí, pero muchas de las grandes casas de costura han apostado mucho y fuertemente por las líneas de casa a precios estratosféricos: Armani, Hermés, Paul Smith y Ralph Lauren hace bastante que ya no viven solo de la ropa.
Su presencia con las líneas CASA  o MUEBLE les han asegurado un futuro sólido y de grandes cifras de negocios.
Estamos ante un panorama incierto en lo que a los derroteros de la decoración se trata. Quizá algo de lo que vengo apostando desde hace varios años termine siendo la salvación de un mercado en crisis:
“En la decoración del mañana es mejor apostar por algo especial, que por algo perfecto”.
Seamos especiales; la perfección aburre.
Texto y fotos: Andrés Alsina

A DIAS DE UN LANZAMIENTO






ANDRES ALSINA Más allá del diseño ya se encuentra en librerías (Francesa, Milaires y Ulises) y en mi tienda de Alonso de Cordova 4280.
300 páginas, muy buen gramaje, lindas fotos, y un texto que escapa bastante a lo que los libros de decoración nos tienen acostumbrados. Intimista, reflexivo, nostálgico, recorre ciertos aspectos de mi vida en paralelo al diseño. No se escarba mucho en ellos, pero están, aportándole al todo una buena dósis literaria un tanto autobiográfica.
A 5 días de su lanzamiento oficial (estar pendientes de los medios escritos a partir del viernes 13) ya estoy teniendo un feedback tangible de lo que con premura, pasión y carisma, se gestó en apenas dos meses y medio. Gracias a mi socia Ana Stipo y a todos aquellos que contribuyeron a la concreción de este gran "coffee book", espero infaltable en todas aquellas casas que sueñan o viven con mi trabajo

ANDRES ALSINA Mas Allá del Diseño
por Andrés Alsina Aristegui
300 páginas
Tapa dura impresa
Tapa y solapas
Ograma Impresores

viernes, 4 de febrero de 2011

TEORIA DE LA FELICIDAD

Tengo un amigo que le dice a su siquiatra: "Doctor, si usted me da el alta,yo lo mato!" Es tal la relación de dependencia que se produce en algunos casos cuando profesional y paciente hacen click que, aun cuando el tratado se dispone a enfrentar su vida cual olimpiadas, aparece esta cuasi patología del obsesivo acostumbramiento hacia el tratante.
Cuando más grande es la ciudad en que uno vive, más común es ver personas llorando por las calles que, por deducción, vienen de su sesión con el sicoanalista. "¿En que praxis andas hoy? pregunta uno a un conocido que te mira como si fueras un chiflado mientras se enjuga  un torrente de lágrimas y mocos. "¡Déjame hasta ahí, vienes del  analista!". No falla.
Aunque suena desapasionante, cuantas personas evitarian terapias, talleres de crecimiento personal, apegos a fanatismos religiosos y mil panaceas vende ilusiones si abrieran sus ojos ante una de las verdades más grandes jamás escritas: ser felices es vivir la vida en la armonía de las circunstancias, sin aspiraciones ni deseos.

Si bien el jolgorio, el placer y la celebración tienen estricta conexión con conseguir las cosas que queremos ¡Y puta que es bueno disfrutar esos momentos!, la angustia también tiene que ver con esos espisodios. El no cumplimiento de las expectativas nos hace desgraciados, pasando del éxtasis a la pena. Y andar de salto en salto no nos convierte en seres felices. Si suprimimos las exigencias de muchas de nuestras metas y deseos, aprenderemos a vivir en la armonía del presente.Ya se que suena elevado y poco tangible para muchos, pero estoy seguro de que en esto radica una vida mas plena, sobre todo para personas que como yo, cada vez vemos mas la trascendencia como algo lejano y abstracto. Vivimos en dos dimensiones, una que tiene que ver con nuestra fisionomía y estructura, acotada y que nos acompaña desde que nacemos hasta que estiramos la pata. La otra, anatémica y bendita a la vez, tiene que ver con el lenguaje, lo que finalmente nos hace seres humanos.
Cómo nos relacionamos con los otros, desde lo espiritual y místico, pasando por los valores, la filosofía, la fama y  la familia, todo está estrechamente ligado al ámbito del lenguaje. Dañarnos, amarnos, respetarnos o faltarnos el respeto operan con el lenguaje, y allí inevitablemente aparece la angustia y el desengaño. Suena a círculo vicioso, pero dominar esta interacción en aras de crear reacciones positivas en el prójimo y en uno mismo, ahí es donde nos volvemos seres más armoniosos, sin tanto up & down, con menos estrés y todas las exigencias de la vida moderna que tanto emputecen.
Una vez que claros en lo que buscamos en nosotros mismos,  aparece lo que buscamos en el otro. En esta sociedad light y no comprometida podriamos decir que la permanencia en el tiempo es lo que nos atrae a estar con otro, a casarse, a formar una familia...a intentarlo al menos.

Estoy casi seguro, y viva la armoniosa relatividad, que lo que buscamos como relaciones íntimas es a simples testigos de nuestras vidas. Necesitamos alguien a nuestro lado que perpetúe, ya sea a través de nuestros hijos o de una simple cartilla guardada en el cajón de los recuerdos, todas nuestras vivencias, nuestra forma de pensar, los momentos de gloria y otra vez aquellos de angustia. Suena egoísta pero revisando la historia y chusmeando en la intimidad del vecino, la teoría del testigo adquiere mayor importancia en el mundo microscópico en el que vivimos.
Si con lo que me costó hilvanar mis pensamientos en esta columna el doctor no le da el alta a mi amigo...¡lo mato!!.
DIARIO SIETE (2005)

Nota del autor: Sigo pensando igual, exceptuando lo de la trascendencia. Hoy me siento mas seguro y optimista frente a eso.