Esta columna me la publicaron el 6 de Abril del 2005 y dió la vuelta al mundo por Intenet |
La actitud de Napoleón frente a la iglesia inducía a los sacerdotes a mantenerse al márgen de la politica y a conducirse de acuerdo con los principios del Evangelio. Impactado comprobé como en 1800 y en la ciudad papal de Ancona los judíos tenían que usar un sombrero amarillo y la estrella de David, y vivir en un ghetto cerrado con llave al caer la noche. Si,leen bien, no nos referimos a las atrocidades de la Gestapo en el Berlín de la pre-guerra o del ghetto de Varsovia durante los años de ocupación nazi. Estamos hablando del Estado Vaticano en tiempos del Papa Pío VI, cuando Bonaparte ya había creado el código civil que aún sustenta la legislación jurídica del mundo actual. La Santa Inquisición se ha vivido de diferentes formas que escapan al trasnochado cliché "bruja quemada en la hoguera",pero que no por ello dejan de estar presentes hasta bien entrado el 2000.
Que la Iglesia Católica tiene muchas deudas pendientes con la Historia no es nada nuevo. Por mucho que un Estado oficie como asistente de marketing del tatita Dios en la Tierra, deja este de ser perfecto al estar manejado por simples mortales envestidos con largas túnicas que predican y practican su mensaje y doctrina. Donde hay poder, y aquí lo ha habido por siglos, hay intereses, pugnas internas, escándalos e insidia como en cualquier gran estructura de fuerza.
¿Soñemos con una iglesia mejor? Como creyente...¿Puedo candidatear al Papa que yo quiero?
Sin desconocer las bondades de Juan Pablo II, que las tenía y muchas, y ojo, no nos remitamos al carisma que este llega fácil cuando uno empieza a ser adorado por las multitudes -de hecho he visto igual número de desmayados en un concierto de la Whitney Houston cuando se conecta a traves de su voz con el Divino que en una encíclica en la plaza San Pedro-, el Papa que yo quiero tiene que seguir mediando por la paz entre los pueblos, viajar por el mundo brindando esperanza donde ya no la hay, llamando a la fé donde esta tomó vacaciones, dando consuelo a los desamparados y enfermos. Hasta acá bienvenido el continuismo de lo que fué el Papa Viajero, la cabeza del Vaticano que por primera vez levantara el trasero de los barrocos sitiales cardenalicios y se lanzara a las mil cruzadas contra el fin del comunismo,la no guerra entre Argentina y Chile, el término de las dictaduras fascistas y como ángel redentor de los problemas tribales del continente negro.
Pero también quiero un Papa santo en vida en la renovación de las estructuras obsoletas de la iglesia conservadora. Un pastor que le diga Si a las campañas del condón para evitar la propagación del Sida,Si al uso de la contracepción para la regularización de la vida de la mujer, Si a la venta de varios Giottos,Rafaeles y Caravaggios del Museo Vaticano para paliar como ejemplo la pobreza en Haití, Si a la democratización de las costumbres de sacerdotes y monjas por simple salud mental. No quiero un Papa que empatane el fundamento cristiano a costa de darle más y más poder a la prelatura del Opus Dei, que estigmatice las diferentes corrientes del pensamiento y el libre albedrío. Sueño con un Santo Padre despercudiéndose de la rebuscada curia vaticana en pos de una iglesia más austera,donde las Teresas de Calcuta sobresalgan sobre los teólogos de palacio,en la tradición de San Francisco de Asis; que condene la droga pero no el sexo,así le podemos gritar "No al veneno y Si al placer" cuando vuelva a congregar a las juventudes cristianas en el Estadio Nacional...Enfín, un Papa que no me condene por ser gay, para que ni el cardenal Medina ni nadie vuelva a molestarme jamás por haber tomado una opción, que finalmente no fue otra que aceptar mi naturaleza, esa naturaleza tan maravillosa como el Papa que yo quiero.
Yo con aproximadamente 11 meses y sin pensar lo cuestionado que podría llegar a ser. |