lunes, 17 de enero de 2011

EL SHOW DE LUCY

Está de vuelta.¿Alguna vez dejó de estarlo?. A un caballero que se precie de tal, hablar mal de una mujer no es tarea fácil ni agradable. Si a esto le sumamos el consabido discurso de que si es anciana y madre, peor aún. Veamos donde resulto entretenido ajustándome a los parámetros clásicos del respeto, la politesse vamos. Un amigo mío siempre dice que una de las razones por las que no decidió suicidarse tras su separación matrimonial fue el querer vivir para ver el día en que a doñaa Lucía la metieran a la capacha. Por ahí otra reconocida periodista insiste en que Chile le debe a la mujer de Pinochet la redifinición del término "siútico"; si metió mano en la decoración de la  Casa de Lo Curro,comparto. Una cosa es indiscutible, la figura de esta egirie del Pinochetismo es tan o más odiada que la imágen más siniestra del dictador aún sin canas, de anteojos oscuros y apretado uniforme.Y de lado y lado.Curioso que esta mujer ,que demostró tener opinión férrea y propia, no haya sabido canalizar a su favor el fanatismo de los seguidores del régimen militar. En un pais lastimero como el nuestro,tuvo múltiples ocasiones de jugar a ser la víctima perfecta: el regreso del bochornoso viaje a Filipinas ¿Habrán las lineas aereas creado el término "punto a punto" a raíz de ese episodio?, el atentado del Melocotón y la participación estelar de la Vírgen María, el crudo invierno en Virginia Waters  -me los imagino como Hopkins y la Thompson re-enamorándose en "Lo que queda del día", aunque en las cuentas $ parece que quedaba bastante- .Enfín, como la dama de la caridad chilena y su entorno cercano de señoras clonadas en esos delantales de Cema Chile espantosos que invadían cuanto bingo,desfile y tecito canasta recorrieran la década de los ochenta. Una pena, porque tuvo todo para convertirse en un ser carismático en una época donde se hablaba de pronunciamiento y liberación nacional  y donde el control de los medios pudo haberla catapultado como una nueva Evita. Charlatana de grueso calibre como la señora de Perón o no, si es cierto que  comparativamente el físico  nunca la acompañó ,aunque apelo aquí a la subjetividad de la belleza y como a las guaguas feas uno les dice ¡Pero que lindos ojos!,a doña Lucía nadie le quita el  ¡Uy,que cutis de porcelana!. Pon freno de mano Alsina. Ya,sigamos. No tengo dudas acerca de que Lucy ha sido buena madre y mejor abuela, en la situación de presión en que ha estado los últimos años hay que reconocer que debe ser difícil serlo. Tampoco creo que haya sido mejor o peor que cualquier first lady de país oprimido,y si la señora fue a los sombreros lo que la de Franco a los collares o la de Marcos a los zapatos, para colmo dictó una moda que hizo verse a muchas chilenas con cabeza de chancho en plato bajo,lo que finalmente llama la atención es esa falta absoluta de poder caerle bien a  sector alguno de nuestro dividido país.¿ Soberbia,prepotencia,falta de tino...? Tal vez si,tal vez no. No puedo ser tan absoluto porque nunca crucé palabra con ella; como simple chileno mi opinión se formó de discursos y declaraciones televisadas  en que con una voz de timbre "aqui no ha pasado nada"  justificaba lo imperdonable y condenaba lo reprobable para el régimen, las libertades físicas e intelectuales básicas de cualquier ciudadano común.Siendo la madre de un tiempo que jamás acepté,lo fue a su vez de un gran sector de chaqueteros que seguramente hoy la ridiculizan y que en el fondo son peores que ella,unos badulaques aduladores que además de taparle el máximo de realidad posible,la asesoraron como el forro.La historia dirá si pudo haberse manejado diferentemente,si detrás de esa maquinaria propagandistica elimina "humanoides comunistas" hubo o hay una mujer sensible al dolor ajeno y a las violaciones a los derechos humanos. Una mujer  entrando furiosa en el despacho de su marido inquiriéndole por "¿Y que pasó con este?¿Donde está este otro?¿Que pasó aquí ?¿Que hiciste allá?
El show debe seguir,Lucy,si bien tu fan club parece hoy día no haber existido nunca.
(Andrés Alsina, Diario Siete,Publicado el 17 de Agosto del 2005)